¿Sabes que el cerebro consume el 20 % de la energía disponible en el cuerpo, a pesar de suponer tan solo el 2 % del peso corporal? Esto te podría dar un apunte inicial sobre la importancia que tiene este órgano en tu día a día, pero que se acentúa, más si cabe, cuando tiene picos de actividad tan exigentes como en época de exámenes. El estrés, la ansiedad y las largas horas de estudio suponen un sobre esfuerzo mental que reclaman un aporte adicional de vitaminas por tu parte.
Aquí puede estar la clave del éxito en tus exámenes. Cuidar con mimo lo que comes y contar con las vitaminas necesarias pueden marcar la diferencia en estos momentos. No puedes dejar pasar la ocasión de consultar qué aportes vitamínicos puedes obtener en la farmacia o parafarmacia. Para que tu cerebro trabaje a pleno rendimiento nunca está de más, sobre todo, en esas últimas semanas de spring en las que tratamos de forzar la máquina para conseguir la mejor nota. Pero vamos por pasos. Primero a estudiar, comer sano y, luego, a triunfar.
Alimentación idónea para estudiantes
Existen una serie de alimentos muy recomendados para aquellos que se encuentran inmersos en períodos de exigencia intelectual y coadyuvar a que su cerebro trabaje a pleno rendimiento sin que le falte ningún elemento clave para su correcto funcionamiento. Una dieta sana y equilibrada resulta esencial para cualquier actividad que realices, así como para llevar una vida sin sobresaltos. Del mismo modo que el tabaco y el alcohol están desaconsejados para absolutamente todo, una dieta balanceada es lo que siempre te recomendarán los facultativos si persigues obtener un rendimiento de élite. El mismo que se precisa cuando estás estudiando.
Bien es cierto que con la presión de estudiar y obtener buenos resultados solemos darnos algún que otro capricho que se sale de esta dieta saludable. Los dulces son lo más recurrentes cuando queremos picar entre horas, más si estas horas están acompañadas de libros, apuntes y un silencio atronador que te obliga a seguir hincando los codos.
No obstante, sustituir este picoteo por una rutina de alimentación con horas fijadas de antemano podría ayudarte a reducir la ansiedad y, con ello, contribuir a que rindieras aún más durante el tiempo que permanezcas ante el libro. Lo ideal es comer cada tres horas unas cinco o seis veces al día. Comiendo tantas veces debes reducir la cantidad por cada comida. No se trata de pegarse atracones.
Confía en la pasta y los cereales, a poder ser integrales. Estos alimentos contienen los hidratos de carbono necesarios para tener energía suficiente para mantener el alto ritmo del cerebro sin desfallecer. Si a estos alimentos le añades aceite de oliva, tendrás la mitad del trabajo realizado, dado que este ‘oro líquido’ te aportará vitaminas liposolubles como la A, E y D, indispensables para la tarea que estás desarrollando.
Pero igual de necesarias son las proteínas, al ser las responsables de los principios básicos creadores de la materia viva. Lo conocen muy bien los deportistas, dado que las proteínas son las encargadas de formar el músculo y hacer que este crezca. Algo similar sucede con el cerebro, el cual se está ejercitando con el estudio. Por tanto, recuerda que el pescado, la carne, las legumbres y el huevo no pueden faltar en tu dieta.
Tampoco subestimes el poder energético que tienen los frutos secos para esta tarea y que, además, podrán ayudarte a la hora de retener la información ya estudiada. Las nueces, las almendras, los pistachos y las uvas pasas contienen altos niveles de ácidos grasos esenciales para que el cerebro rinda a niveles óptimos. Esto es debido a que te aportarán hierro y, con él, oxígeno para tener una agilidad mental muy útil en este momento.
Refuerzos vitamínicos para épocas de exámenes
Ahora bien, en ocasiones, con una alimentación sana y equilibrada no es suficiente y debes apoyarte en las vitaminas y los minerales extra para poder rendir como es debido en los estudios. El organismo -y el cerebro en concreto- están sometidos en estas circunstancias a un sobre esfuerzo energético. Debes reponer lo perdido para que tu cuerpo no se resienta.
Nos referimos a un aporte adicional de hierro, fósforo y calcio que te permita no desfallecer ante esa necesidad ingente de energía. También resulta conveniente tomar alimentos ricos en vitaminas A, C y D, y si es posible, apóyate en compuestos que en la farmacia o parafarmacia -también en su versión online– te pueden ofrecer.
Eso sí, no creas que existe una pastilla mágica que te va a ayudar a estudiar más y mejor, se trata más bien de una forma de predisponer al cuerpo y la mente a rendir mejor: las vitaminas contribuyen a preparar el cuerpo al esfuerzo que vas a realizar, ya sean obtenidas a través de una dieta equilibrada o mediante un aporte vitamínico. Por ello, no debes abusar de estos medicamentos. Consulta con tu médico tanto los beneficios que conseguirás con su inclusión en tu dieta, como aquellos aspectos negativos que podrías manifestar si no los tomas en su justa medida.
Como pauta general, los aportes extra de ácido graso Omega 3 son beneficiosos cuando te hallas en época de exámenes. La carnitina es un antioxidante que estimula la actividad cerebral elevando su rendimiento. Las pastillas como Piracetam contienen vitaminas que aumentan la energía, fomentan la memoria y la concentración. La jalea real, por su parte, potencia la memoria y reduce la fatiga física y mental. Así mismo, los extractos esenciales de guaraná facilitarán que mantengas la atención y atenuarán tu cansancio.
Procura no mezclar, no auto medicarte y compensar tus carencias con aportes vitamínicos que te recomienden especialistas como los farmacéuticos. Si tienes dudas, antes de actuar consulta a tu médico para que te oriente sobre su correcta administración. Por último, y aunque parezca una obviedad, por encima de todo estudia mucho, ya que sin esta parte, las vitaminas poco podrán ayudarte. ¿No crees?

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