La llegada del verano conduce irremediablemente a la exposición al sol, por lo que usar un protector solar es no solo recomendable, sino obligatorio. El astro rey es beneficioso para la salud como, por ejemplo, en la producción de vitamina D. Sin embargo, también es causante de muchas enfermedades de la piel si prolongamos el contacto con sus radiaciones.
Hay que tener en cuenta que cada tipo de piel necesita una crema solar diferente. Factores como la grasa cutánea, la cantidad de melanina y la presencia de manchas son determinantes para escoger el más adecuado a las necesidades personales. Es cierto que cada piel es única, pero también hay mucha variedad en el mercado.
Características del protector solar en función al tipo de piel
Lo primero que hay que tener en cuenta es la fotosensibilidad de la epidermis de cada individuo. Este grado mayor o menor de sensibilidad se denomina fototipo; hay seis diferentes. Normalmente, las pieles más claras suelen enrojecerse con mayor facilidad, por lo que necesitará mayor SPF (sun protection factor) o factor de protección. También debe recurrir a estos factores más altos aquel que tenga la piel sensible. Una consulta habitual en una farmacia o parafarmacia debería ser qué protector solar usar con cada tipo de piel.
Los SPF son muy variados, y hay que entender bien cómo funcionan. El número del envase indica el tiempo que puede estar una persona expuesta al sol sin que se produzca eritema (enrojecimiento). Por poner un ejemplo, una persona que tarde 5 minutos en ponerse colorada al sol, tardará 15 veces más con un protector solar SPF 15.
No obstante, se aconseja usar factores de protección superiores a 15 en el cuerpo y a 30 en el rostro y zonas más delicadas.
Pieles grasas o con imperfecciones
Las personas con este tipo de piel suelen buscar cremas protectoras que minimicen los brillos, los granitos y las marcas. Es de vital importancia la textura, en este caso las fórmulas oil-free (sin aceites) y también que aparezcan como no comedogénicas, es decir, que no obstruyan los poros. Son ideales las texturas con base acuosa, en gel, ligeras, y en algunos casos, con componentes seborreguladores.
En cuanto al factor de protección, dependerá en gran medida de la reacción cutánea a la radiación, como se explicó con anterioridad; esto será común en todos los tipos de pieles.
Pieles mixtas
Las pieles mixtas tienen la peculiaridad de sensación de grasa en frente y nariz y de tirantez en las mejillas y barbilla (respectivamente, zona T y zona U). Las texturas más recomendadas cuando se posee este tipo de cutis son las fluidas, aunque hay diferentes grados. En función de lo que predomine, los brillos o la tirantez, se aconsejan las siguientes texturas:
– Ultraligeras: Recomendadas para las pieles que se engrasan con facilidad. Sus características son que tienen muy rápida absorción y actúan como matificantes.
– Ligeras: Engloban los fluidos y las emulsiones; son las llamadas “lociones light”. Su particularidad es que hidratan sin engrasar, a la vez que protegen la epidermis.
Pieles normales, secas y muy secas
Este tipo de dermis acepta con gran efectividad las lociones o cremas. El rasgo que define este tipo de fotoprotectores es que aporta diferentes nutrientes, aliviando así las molestias de sequedad. Pueden contener base de diferentes aceites, ya que son muy recomendables para terminar con la tirantez y la piel apagada.
En el caso de piel muy seca, aún necesitaremos fórmulas más concentradas y con mayor proporción de componentes hidratantes, además de texturas untuosas o en crema.
Otros tipos de pieles a tener en cuenta
– Las pieles con manchas deben utilizar protector solar con filtros físicos que hagan de pantalla; la razón es que la radiación es la responsable de las opacidades en el epitelio. Esto es, habrá que buscar lociones con SPF 50+.
– Si se da el caso en que la piel presenta envejecimiento causado por los efectos de la radiación solar, el fotoprotector debe bloquear los rayos UVA. El fotoenvejecimiento suele estar relacionado con las pieles secas o muy secas; así, hay que buscar bálsamos que fomenten la renovación de las células cutáneas.
– En patologías epidérmicas, entre los ingredientes se deben incluir filtros protectores de los rayos infrarrojos, además de las mencionadas pantallas con SPF 50+. Esta radiación es la causante del daño en el ADN celular. También se deben considerar las cremas protectoras que incluyan antioxidantes e ingredientes que protejan las células, concretamente las mitocondrias.
Problemas en la piel por los efectos del sol
Los rayos ultravioletas, más conocidos como UV, son los responsables de que nos tengamos que proteger del sol. Esta radiación, en altas dosis, es la que ocasiona radicales libres, que son unas moléculas que pueden ocasionar distintas patologías.
Por una parte, son alérgenos, desarrollan envejecimiento prematuro y quemaduras de diferente grado según la gravedad, con su consiguiente ampolla. También causan cataratas, además de otras enfermedades oculares, y afectan debilitando el sistema inmune.
En su grado más extremo, son capaces de producir los temidos melanomas, es decir, cáncer de piel. Las personas con el fototipo 1 son más propensos a padecerlo, dada su falta de pigmentación para defender la piel. En cuanto a los melanomas, estos se producen por una acumulación anormal en una zona concreta de melanina. Por otro lado, la melanina es el pigmento que utiliza nuestro cuerpo como defensa ante la radiación solar.
En definitiva, la elección de un protector solar adecuado a nuestra sensibilidad y tipo de piel proporciona salud y evita enfermedades. Estas son razones más que obvias para no escatimar y escoger el que más se ajuste a las vicisitudes individuales. De este modo, será fácil ya poder lanzarse a disfrutar del sol y el verano protegidos y sin miedo alguno.
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